martes, 7 de enero de 2014

QUIETA



Quieta atestiguo dentro del temblor
una llama consume el aire que respiro
sin dar tregua a la batalla de dolores impartidos
de gracias ligeras, de perdones finalmente disponibles
ahora repito lo que no sé con una maldad infalible
dando cuerda al reloj marchito
despedazando horas en una matraca sin aliento
sin despedirme siquiera avanzo cuando tal vez
quisiera parar un instante, parar el tiempo
contando los días sin sus horas
de pie grito para no marcar su paso de la oca.