domingo, 21 de septiembre de 2014

Comida familiar




Ver la gente pasaruna sábana, una luz que difunde la alegría permanente del presente audaz. Los geranios rojos contra la pared blanca, la sangre sobre el mantel. El tejido amable, familiar, áspero y gastado, se extiende con arrugas sobre las capas abiertas de la madera y guarda encuentros, cedazos de antiguas ruinas, de muerte y de vida, de angustia e hipocresía. El mantel lo guarda, lo tapa todo. Comes en un ritual tribal de acercamiento acorralado. Terminas por no probar bocado y a continuación ese
ágape, esa comida, en ocasiones celebración, acaba por fagocitar tus sueños, acaba con el presente del futuro. Lamentarás repetirlo una y otra vez hasta que con su sello impregne todas las vidas cotidianas en una letanía rencorosa que te volverá de espaldas y a la contra de ti misma. ¡Cuántas máscaras! ¡Cuántas reglas! para que unos vivan seguros y otros sobrevivan en el marasmo orquestado  por  el  deseo  de  otros,  voraz  y  sanguinario
(Bailando en la frontera, C.M)

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